EL VENERABLE, FRAY DOMINGO ANADÓN

   
       
    LOSCOS Y EL VENERABLE

Dióle Loscos humilde nacimiento...
 
       
  EL DIA DE EL VENERABLE

Como cada Lunes siguiente al Domingo de Pascua, Loscos se prepara para celebrar con devoción la Fiesta de El Venerable. La fiesta entrañable y cercana. La que convoca a los hijos del pueblo ausentes y presentes para recordar, honrar y venerar a Domingo Anadón.

Según recuerdan los más ancianos del lugar –no se han localizado referencias escritas al momento en que la Iglesia autorizó esta festividad- la fiesta parece que empezó a celebrarse en el año 1926. Consistió en la celebración de la Santa Misa en Su Honor en la ermita de San Roque. Se ofreció por la familia Bailo Roche y guardó fiesta todo el pueblo.

Y relatan que la fiesta comenzaba al alba con el tradicional –ya perdido- canto de la Aurora por las calles del pueblo. Después Rosario con procesión. Posteriormente la tradicional bendición de las casas y recogida de huevos. Para finalizar Santa Misa en el Altar Mayor de la Iglesia Parroquial.
   
  El recuerdo de esta fiesta a comienzo de los años 70:

Perdida la Aurora, la fiesta comenzaba con la procesión del Santo Rosario. Después la bendición de las casas. En esta tradición en la que se desconoce su origen, el Mosén acompañado de los monaguillos recorría todas las casas del pueblo. A la entrada, generalmente ante alguna imagen religiosa, sedente o en cuadro, el cura deseaba la paz, recitaba el rito de la bendición al que contestaba la dueña de la casa, se repetían los padrenuestros y avemarías y se echaba la bendición con el agua del acetre e hisopo que los monaguillos habían transportado. A cambio, la gente entregaba como donativo huevos o si no tenían algo de dinero. Después se vendían al horno o las tiendas -del pueblo o de otros pueblos.

Después, Santa Misa cantada en el Altar Mayor y Procesión. La Misa y la Procesión eran las que congregaban al mayor número de fieles. Abrían la procesión dos monaguillos que portaban la cruz, seguidos del grupo de los niños y las niñas, detrás siempre primero los hombres y después las mujeres. Por el centro, los dos estandartes –a veces la bandera- y el cuadro con la imagen pintada del Venerable que portaban los miembros de dos familias: Beltrán y Villanueva.
Y recuerdas durante muchos años portándola a Germán Beltrán y Teodomiro Villanueva. Y luego a Germán y Esteban Villanueva. En los últimos años a Mariano Beltrán y Esteban. Tras ellos el Mosén y los monaguillos junto con el principal grupo de mujeres cantoras.

Después de la procesión del Domingo del Rosario, era la que realizaba el recorrido más largo: partía de la Iglesia, carretera Mezquita, casa de la Tía Chaparra, calle Alta hasta la plaza y calle Moral.
Aquí y delante del altar ocasional que se levantaba delante de la puerta de Su casa se detenía la procesión. Con la cruz, los estandartes y el cuadro del Venerable como testigos, el cura rezaba las oraciones y el grupo de las mujeres –que eran las que se quedaban junto al Altar- entonaban cantos en su honor.
El altar era sencillo: una sábana blanca cubría la puerta y delante se colocaba Su Piedra con unas lamparillas de aceite delante de la imagen de otro cuadro del Venerable. Algunas veces se adornaba con flores y alguna vez con ramos de carrasca que recordaban la Enramada de la madrugada del Domingo de Pascua.

Continuaba luego la procesión por calle de la Posada, Plaza la Virgen, Calle la Parra, Replaceta hasta la Iglesia.

Proseguía la Misa y al final de la misma tenía lugar uno de los momentos más emotivos y entrañables del fervor de los losquinos: la adoración de la Reliquia, un pequeño hueso de El Venerable guardada celosamente en una pequeña urna de metal y tapa de cristal. Con devoción contenida se pasaba a besarla, primero los hombres, luego las mujeres y por último niños y niñas. A la vez que se adoraba se depositaban unas monedas en “la bandeja”.

Al salir de Misa, en el atrio, tenía lugar por parte de la familia Beltrán, el reparto del pan bendito. Consistía en la entrega de pequeños trozos de torta o bizcocho bendecidos entre todos los asistentes a Misa como muestra de gratitud por su asistencia.

Por último, autoridades, cura, monaguillos, cantoras y familiares se encaminaban hasta casa de Teodomiro a celebrar un pequeño aperitivo.
Finalizaba la mañana con el tradicional vermú y comida de “fiesta”.

Desde hace unos años se celebra con Misa, Procesión y comida de Hermandad en algún local de Loscos y en los últimos años en El Mesón de Loscos.
Permanecen, sin embargo, el fervor y la devoción en un entrañable y familiar día de fiesta.

   
  LA RELIQUIA.
El relicario, la Reliquia como la conocemos, consta de un pequeña caja de metal (latón) con tapa de cristal. En su interior sobre un acolchado de tela azul y blanca reposan los restos de un hueso que lleva pegada una cinta con la inscripción Rv.P.Fray Domingo Anadón.
La Reliquia se custodiaba en el Archivo Parroquial, en la actual casa del Cura. Allí vivían la Tía Pía con su hijo José Gimeno, la mujer de éste, Ángela Roche y sus hijos Delfín y José María.
En 1936 durante la Guerra Civil soldados del bando republicano registraron el Archivo. El Tío Isidoro Villanueva, que se encontraba allí aquel día, disimuladamente cogió la reliquia y la escondió. Se la dio a la tía Pía y ésta a su hijo José quien la llevó en el chaleco durante toda la guerra. Terminada la cual la devolvió a Mosén Francisco Borgas. Este se la entregó a la tía Miguela Beltrán. Actualmente la guardan los hermanos Miguela y Mariano Beltrán.
La reliquia se besa con fervor al final de la Misa celebrada en Su honor cada Lunes posterior al Domingo de Pascua: El día de El Venerable.
   
  CANTOS EN SU HONOR.
Desde que se celebra su fiesta, la obra de El Venerable ha estado y está presente en las manifestaciones religiosas y lúdico-festivas desarrolladas en Loscos. Así en su honor figuran una de las estrofas que acompañaban el recorrido de la Sanjuanada, la Aurora o el Canto Final de la Salida de Misa celebrada en su honor.

Con la idea de recuperar el tradicional Canto de la Aurora, Ceferino Carbó, sobre la música tradicional de los cantos de Aurora que se celebraban en Loscos, escribió en 1982 la letra de la Aurora. Durante la madrugada de ese año, posteriormente en alguna otra ocasión, las calles de Loscos se llenaron de la profunda música de este bello canto.

Ese mismo año, tomando como música los cantos religiosos entonados en la Iglesia en honor al Sagrado Corazón de Jesús, Pilar Andrés compuso la letra para el Canto final de la Misa durante la adoración de la Reliquia. También se entona delante de Su Altar durante la Procesión.
   
 

AURORA (Ceferino Carbó. 1982)

Nace en Loscos nuestro Venerable
Y pasa unos años como buen pastor
Como buen pastor

Llevado por su afán religioso
Llega hasta Valencia donde profesó
Donde profesó

Limosnero fue, he hizo grandes prodigios y gracias
A todos los pobres siempre socorrió
Siempre socorrió

Nosotros también, acudamos a su intercesión
Le pidamos gracias con santo fervor
Con santo fervor

Vamos a rezar el Rosario a María la madre
Si su patrocinio queremos lograr
Queremos lograr.

   
 

SANJUANADA (Popular)

Viva Loscos que es mi pueblo
San Roque nuestro Patrón
Vivan San Juan y San Pedro
Y el Venerable Anadón
Y el Venerable Anadón.

   
 

CANTO FINAL DE MISA
(Pilar Andrés. 1982)

Hoy es fiesta y estamos contentos
Todo el pueblo de Loscos te quiere
Todos juntos cantamos alegres
Con amor con amor Venerable Anadón

Este día tan grande y hermoso
Que tenemos en este tu pueblo
Todos vienen con gozo y anhelo
Con amor con amor Venerable Anadón

Aunque todos sabemos quien eres
Tú también sabes bien todo que hacemos
Te aclamamos con gozo y contentos
Con amor con amor Venerable Anadón

Todos saben lo grande que has sido
En el pueblo y allá en el otro mundo
Yo quisiera ponerme a tus plantas
Con amor con amor Venerable Anadón

La reliquia que tienes en Loscos
Todos vamos con gozo a venerarla
La besamos todos muy felices
Con amor con amor Venerable Anadón

   
   
       

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